texto publicado en el número 1 de la revista Contra (el) Poder en invierno del 97
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LA CONCENTRACIÓN DE LA INFORMACIÓN EN EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

Ponentes: Gonzalo Abril (GA) y Fernando Quirós (FQ), profesores de la Facultad de CC. de la Información de la UCM.


    FQ: El tema del nuevo orden y la concentración de los medios: los cantamañanas de todo tipo y pelaje que andan por ahí sueltos han vuelto a poner de moda lo de la aldea global, del señor Mac Luhan, que no era otra cosa que el darle un pretendido análisis académico a lo que era una doctrina política interesada, que era la doctrina liberal de la información, la información comercial: de vender audiencias y no preocuparse de la calidad de los contenidos, de proclamar una cosa preciosa (como hace siempre el capitalismo), pero luego prostituirla en nombre de lo que es la libertad esencial de ese mercado que es el libre comercio.
    Yo sigo bastante la definición de la quinta libertad de Noam Chomsky, esa libertad que se toman los EEUU para robar, saquear, matar, etc... en nombre de sus otras libertades, pero siempre en nombre de la libertad de comercio. Efectivamente estamos en un nuevo orden mundial, proclamado oficialmente. Pero es necesario llegar mucho más lejos, es reflejo de lo que ocurría hace mucho tiempo en América del Sur, de lo que ocurrió en Vietnam... ¿Qué papel juegan aquí los medios de comunicación?. En cuanto a sus características: tienen la misma que el resto de la sociedad, es decir, la concentración del poder. Cuando se habla de descentralizaciones, la maravilla y la vitalidad del periodismo local, parece que no se pone atención en que los medios de comunicación no sean transmisores sino en que sean verdaderamente eso, medios de comunicación.  Tanta descentralización y resulta que nadie habla de desconcentración del poder. Se producen elementos de tanta confusión como lo que estamos viendo en la guerra digital. Parece que el señor Polanco y el señor Cebrián son campeones de la libertad de información, cuando son campeones del tiburoneo del libre comercio de la información, aunque en esta ocasión un gobierno torpe y fascistoide les está haciendo parecer lo que no son.
    A nivel mundial: la globalización. Todos atontados por internet, por la televisión digital, por las autopistas de la información. A diario lo que están haciendo los medios de comunicación es ser transmisores del pensamiento único, que es la única doctrina que hay: el libre mercado. Los medios de comunicación se han transformado en los grandes aparatos ideológicos del estado transnacional. Lo que se refuerza no es la globalización, en el sentido de relación en igualdad de unas partes y otras, sino en el sentido de acentuación de las diferencias entre el centro y la periferia del sistema. Vuelven a reaparecer doctrinas que parecían superadas, como eran las doctrinas modernizadoras y se nos vuelve a hablar de que el crecimiento es lo fundamental del desarrollo, y no se vuelve a mencionar que lo importante es lo que necesita, lo que demanda la audiencia del medio, pero no como compradora, sino como sujeto que necesita comunicarse. Pero para eso ya se encargaron en los años 80, lo hizo Reagan y Bush lo continuó, de cargarse la UNESCO, el foro donde se gestó el tema del nuevo orden mundial y la información.
    La concentración no es buena en ningún nivel, y en los medios de comunicación por regiones y globalmente se puede ver: los circuitos principales de los medios de comunicación transmiten el mismo mensaje pro-sistema: el modelo de propaganda que elaboró Chomsky.  A pesar de la caída del comunismo en el este de Europa que da por concluida la guerra fría, que haría desaparecer el filtro anticomunista y con ello caería todo el modelo, aparece el último filtro real: la estabilidad del sistema. Cualquier cosa que la ponga en peligro va a recibir de la corriente predominante de los medios de comunicación el mismo mensaje. Esto se dió ya con Vietnam, pero se dió sobre todo en la guerra del Golfo y se ha vuelto a dar con el bloqueo a Irak.
    Hoy en los EEUU, que se supone el país de la libertad de la información, ya que la tiene recogida en su primera enmienda, se ha llegado a tal grado de concentración que el verdadero emisor está absolutamente oculto, al igual que sus intereses, ya no sólo para el ciudadano sino también para el periodista. Los verdaderos emisores de la información es el consejo de administración de la Westing House, una empresa dedicada a la energía nuclear, a la tecnología aeroespacial y al armamento, que es la dueña de la CBS, que es además la primera empresa de radio y una de las primeras de televisión. Es el señor Eisner de la Disney, que tiene una de las redes, la ABC, más importante. Es el señor Lerin de la Time Warner, que se ha comido la CNN y todas sus empresas, de manera que en su imperio se puede encontrar desde el conejo Bugs Bunny hasta los informativos de la CNN. En Europa exactamente igual.  Un señor como Murdock, que quizá sea el magnate mundial, negocia desde Australia y se come gracias a la Tatcher los medios en Inglaterra, luego se lanza a los EEUU y monta una cuarta cadena como la Fox a través de su amistad con Ronald Reagan. En Europa hay dos o tres grupos, como los Berlusconi. En España se puede mover algo multimedia sin que Asensio o Polanco estén por el medio, pero se ponen en medio rápidamente cuando el sistema se pone en peligro. El sector superior de los medios trabaja siempre, como dice Chomsky, en favor del consenso pro-sistema.

    A nivel mundial, un señor como Murdock puede hacer que una misma información se transmita al mismo tiempo por una radiotelevísión americana, una europea y una asiática que llega de Israel a Japón vía satélite.  Y lo mismo Disney, etc... y mientras tanto se habla de libre comercio, libre mercado, y no se piensa en acercar la comunicación verdaderamente a los ciudadanos. Hace mucho tiempo que desaparecieron los movimientos comunitarios, los de radios libres, etc... todo está absolutamente comercializado. Y es ahí donde está la última trinchera, todo lo demás es morralla globalizadora. Hoy en el mundo es noticia, es decir, existe, lo que transmiten los grandes medios. De lo que no se habla, no existe, como el sistema de vaporización que aparece en el 1984 de George Orwell. El nuevo orden tiene perfectamente conectados a nivel político y económico los centros de poder informativos. La guerra del golfo supone la conjunción de los intereses corporativos en los medíos de comunicación (CNN) con el poder político. La alternativa, por tópico que parezca, pasa por conseguir una comunicación verdaderamente alternativa a nivel local, de manera que sea lo local lo que se globalice algún día, y no lo global lo que se localice.

    G.A: Quiero presentar un video sobre la guerra del golfo que se llama "Vender la guerra".  Voy a hacer unas breves observaciones sobre el tema de la concentración, pero no desde el punto de vista de Fernando, que iba más bien por los procesos de producción y distribución de la información, sino más bien desde el punto de vista de la concentración simbólica, que es el complemento indispensable de la concentración anterior.
    En primer lugar, la información en todas sus variantes es hoy el proceso nuclear del capitalismo mundial integrado. Esta nueva forma de organización del capitalismo tiene como eje la información.
    La segunda nota se refiere a los dos sentidos en los que yo pienso que la información supone una concentración simbólica. En primer lugar, si estudiamos como se produce el desarrollo de la información periodística en el mundo moderno, vemos que en el periodismo apareció tempranamente el "reescribir", el proyecto paradójico de representar a través de un discurso la pluralidad de las voces de los agentes sociales. El lenguaje periodístico tiene un carácter paradójico porque al mismo tiempo que pretende representar esa pluralidad de voces, se constituye suprimiéndola, mediante lo que se llama discurso periodístico, como discurso homogéneo, único y legítimo de lo público. Así la existencia misma de la información periodística supone una concentración simbólica: la concentración en un discurso legítimo.
    Actualmente se está dando otro proceso de concentración simbólica que prolonga el anterior y lo lleva a un nivel superior: el proceso conocido como informatización. En la era de la digitalízación de las señales y el lenguaje ocurre que las diversidades de sentido, las que tienen que ver con las diferencias sociales y culturales, han de ser también reducidas en función del proyecto mismo de la informatización. Este proyecto consiste en poder almacenar los signos, tratarlos como un objeto intercambiable, como una mercancía, poderlos recuperar rápidamente, poderlos comunicar instantáneamente... Hay al menos estos dos procesos de concentración simbólica.
    La tercera y última observación: en el momento actual hay que atender a un hecho interesante: la combinación entre la información mediática y los nuevos procedimientos audiovisuales está dando lugar a nuevas formas de control social cuya base es la espectacularización de la realidad social, de los conflictos..., la estetización de la realidad, el convertir la realidad en algo estético, algo que tiene que ver con valores sensibles, y la ritualización del mundo político. La era de la información es la era de la producción industrial de estados mentales, que abarca también el control sobre las sensibilidades y de los afectos. Esto empezó con la publicidad, que en el mundo actual ha invadido totalmente el campo de la información.
    En el video se puede apreciar como la construcción de la realidad y los estados mentales se apoya cada vez más en el uso de las técnicas demoscópicas (sondeos, ... ) y de las técnicas publicitarias. Puesto que hablamos de contrainformación, no tiene sentido proponer una información veraz frente a la información mendaz del sistema. La libertad política no es el derecho a ejercer la voluntad sino el derecho a controlar el proceso de formación de la voluntad, y como hoy en día este proceso está mediado por la sensibilidad, por el espectáculo, por los afectos, por la estetización del mundo, cualquier proyecto de contrainformación ha de incluir necesariamente una política del cuerpo y una política de la sensibilidad.  Ha de incluir tanto actitudes estéticas como éticas.  Ha de plantearse una recomposición experimental de la subjetividad, hoy dominada por el centralismo descentralizado de la información y por la promoción del individualismo de masas que vemos de manera tan clamorosa en la televisión actual. Este proyecto utópicamente reaccionario del individualismo democrático.
 

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